martes, 11 de enero de 2011

La murga de la argentina triste


¡Rataplán, rataplán, rataplán!
¡Pum, pum, pum!

Aquí llega la murga argentina,
la de la argentina triste,
escuchen todos quienes somos:

¡Rataplán, rataplán, rataplán!
¡Pum, pum, pum!

Delincuentes libres e inocentes presos.
Usurpadores sin armas y policías violentos.
Ministros a los que toman por estúpidos y ciudadanos mentirosos.
Banqueros drogados y pibes chorros.

¡Rataplán, rataplán, rataplán!
¡Pum, pum, pum!

Payasos de sotana y obispos de circo.
Pescadores mediáticos y predicadores de Mar del Plata.
Brujos de caballería y capitanes africanos.
Relojeros marroquíes y musulmanes suizos.

¡Rataplán, rataplán, rataplán!
¡Pum, pum, pum!

Comerciantes empedernidos y fumadores agiotistas.
Chacareros chupasangres y usureros oligarcas.
Filósofos destituyentes y periodistas chupamedias.
Jubilados adinerados y futbolistas en la miseria.

¡Rataplán, rataplán, rataplán!
¡Pum, pum, pum!

Modelos desnutridas y nenas prostituídas.
Empresarios piqueteros y sindicalistas ricos.
Tercerizados codiciosos y gerentes hambreados.
Funcionarios desilusionados y contribuyentes cagatintas.

¡Rataplán, rataplán, rataplán!
¡Pum, pum, pum!

Señores del desgobierno y la oposición,
nosotros les preguntamos:

¿Tienen sal en el salero?
¿Tienen tinta en el tintero?
¿Tienen sopa en el caldero?
¿Tienen mierda en el balero?

Aquí se va la murga argentina,
la murga de la argentina triste,
pero escuchen todos:
esto no se acaba, por ahora.
Existe también una murga argentina,
pero de la argentina alegre. 
Vuelvan cuando quieran.

Homa Barbacana

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