Calificar de arpía a una mujer equivale a atribuirle la mayor perversidad y una fealdad que al mismo tiempo despierta temor y rechazo. Las arpías son aves quiméricas, crueles y sucias, con un rostro horrible de doncella y el cuerpo de ave de rapiña. En su Manual de Zoología fantástica, Borges recuerda que Ovidio las describe con "garras encorvadas y vientre inmundo, pálidas por causa de un hambre que no pueden saciar. Invulnerables y fétidas, todo lo devoran, chillando, y todo lo transforman en excrementos". Arpía -también lo dice Borges- en griego significa la que rapta, la que arrebata ( una idea que flota en la mente de muchos maridos que en los juicios de divorcio comparan con ese monstruo a quien pronto será su "ex"). El mito y el dicho prueban que el sexismo nació con el cosmos. No hay que olvidar que las furias y las parcas pertenecen también al género femenino.
Homa Barbacana
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