Mariano Uña Ramos nació en Argentina, cerca de la frontera con Bolivia, en la Quebrada de Humahuaca. Allí donde la quena, la antara, todas las flautas de los Andes cobran vida. Mientras las oímos, rápidamente descubrimos que las estuvimos escuchando por miles de años bajo todos los cielos. UÑA RAMOS es universal. A través de él se expresa el verdadero espíritu de la flauta. La relación de UÑA con la flauta es una muy remota evocación del folklore del Altiplano indio. La quena fue el primer regalo que le pidió a su padre a la edad de cuatro años. Desde entonces, cada flauta que toca está hecha por sus manos, íntegramente afinada para interpretar sonidos suaves como la seda, para que los oídos puedan imaginar melodías celestiales y en un perfecto balance de proporciones musicales. Luego, la música, la complicidad entre UÑA y su instrumento es perfecta; la flauta en sus manos tiene la armonía de las obras clásicas. UÑA es sin duda, antes que nada, un gran clásico. Fue un niño prodigio enseñando música en el conservatorio en Argentina a los once años, demostrando un don excepcional para la interpretación. Profesionales alrededor de él, sintieron que en este joven había algo diferente, que tenía algo para decir y para enseñar a los demás, el poder de cambiar el mundo, a través de una música con la que cada hombre de cualquier cultura podría identificarse. Una obra compuesta por UÑA, así como cualquier obra clásica, desafía al tiempo y al espacio. Desde Francia, donde ha estado viviendo desde hace más de veinte años, UÑA le brindó al mundo entero sus ritmos y sus notas. En todas partes del mundo se lo considera un genio de la flauta. En Japón siempre es recibido de pie, con una gran ovación. En los Estados Unidos, en Alemania, en Francia, en Italia, a lo largo de toda Europa; compositores de todos estos países, cautivados, se ofrecieron a acompañarlo en la interpretación de sus obras. Sentimientos de amistad, amor, nombres de hombres y mujeres, visiones de nuestro alrededor, están plasmadas en sus obras: "Una Flauta en la Noche", "Eve", "Puente de Madera", que le valió el gran premio de la academia Charles Cros; "Don Pablo", dedicado a Neruda; "La Princesa del Mar", donde surge la muerte en un canto a capella. Esta música carnal y muy bien construida, es rica en espiritualidad, brillo y movimiento. En la magia de su quena, está preservado el genio de UÑA RAMOS, único, original, en el presente, en el pasado y en el futuro.
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