martes, 17 de mayo de 2011

Homenaje a un gran sanjuanino





Jorge Leonidas Escudero


Jorge Leonidas Escudero nació en 1920 en la provincia de San Juan, donde reside. Comenzó a publicar recién a los cincuenta años. Poemas suyos y referencias a su obra aparecen en diarios y revistas del país y del exterior. Obtuvo Premios y Distinciones de diversas entidades culturales nacionales e internacionales. La Fundación Argentina para la Poesía lo destacó como Miembro de Honor por la Provincia de San Juan y la Municipalidad de la Ciudad de San Juan, lo distinguió por su trayectoria cultural. El Honorable Senado de la Nación le otorgó el Diploma de Honor. La Universidad Nacional de San Juan le otorgó en 2006 el título de Doctor Honoris Causa.Publicó los siguientes libros: La raíz en la roca (1970) ; Le dije y me dijo (1978); Piedra sensible (1984); Los grandes jugadores (1987); Basamento cristalino (1989) ; La raíz en la roca (Antología editada en México) y Umbral de salida (1990); Elucidario (1992) ; 1993: Jugado (1993) ; Aires de cordillera (Álbum de catorce composiciones de proyección folklórica cuyana, con música de José Luis Aguado Castro, 1994); Cantos del acechante (1995); Viaje a ir (1996); Caballazo a la sombra (1998); Dibujos-poemas (23 dibujos de Malena Peralta y sendos poemas del autor. Edición especial de la Universidad Nacional de San Juan, 1999); Aguaiten (2000); Senderear (2001) y Le dijo y me dijo (Antología editada en México por Ediciones Azafrán y Cinabrio, 2006). En Ediciones en Danza publicó: A otro hablar (Antología , 2001): Verlas venir (2002); Andanzas mineras (72 poemas relativos a la minería extraídos de sus obras anteriores) y Endeveras (2004) ; Divisadero (2005) y Tras la llave (2006).


EL AQUÍ Y EL ALLÁ

Calles donde la gente deshoja,
en busca de frutos imaginarios,
el árbol de la vida.

Que pasado mañana mejorarán las cosas,
que ahora falta todavía un poco
mientras el nunca
acecha bajo cada baldosa.

E encima de las palabras
anida una esperanza muda cansada de esperar.

Los transeúntes caminamos
uno al lado del otro sin considerar
que vaya cada uno a donde crea ir,
unos antes y otros después todos
vamos hacia el mismo sitio.

Pero a la corta, ya,
ante si alguien pisa una baldosa floja
y al caer se lastima cabe decir
hay que fijarse bien por donde se camina.
Hay que cuidarse para no morir, pero
¿aunque todos vamos hacia el mismo allá?


FLORES

Debo decir aquí tiene el ciruelo
pocas flores y pienso
es para los frutales un mal año, pero
el damasco va a más y el limonero
apunta a bonito.

La parra extiende pámpanos airosos
mientras el pomelo
anda viendo abundar.

Dejo la manguera y camino,
reflexiono: ¿Qué clase de frutos
podría dar mi vida hoy?

Ansioso pienso yo tendría
que empezar por regarme a mí mismo
con pensamientos exquisitos a ver
si florezco ídem.

Ando así por las nubes cuando
cabizbajamente pongo pies en la tierra,
vuelvo al riego y pienso realmente
para mí ya no hay flores,
como no sea allá
donde las ponen los parientes.

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