lunes, 28 de marzo de 2011

Desiderata



Anda placidamente entre el ruido y la prisa,
y recuerda la paz que puede haber en el silencio.



Tanto como sea posible, sin rendirte,
cultiva la armonía con todos los seres.
Habla de tu verdad tranquilo y claramente;
y escucha a los demás,
aun al torpe y al ignorante
porque ellos también tienen su historia.
Evita a las personas agresivas y escandalosas
ellas son una molestia para el espíritu.



No te compares con otros, si lo haces
te convertirás en un vanidoso o en un amargado,
porque siempre existirá alguien mejor
y alguien peor que tu.
Disfruta de tus éxitos así como de tus planes.
Mantente interesado en tu carrera, aunque sea humilde
tu carrera es una posesión real en estos tiempos cambiantes.



Se cauteloso en los negocios
porque el mundo está lleno de trampas,
pero no dejes que esto te ciegue a la virtud que existe,
porque hay personas que luchan por altos ideales
y en todas partes la vida esta llena de heroísmo.
Sé tu mismo. Especialmente no finjas afecto.
Tampoco seas cínico sobre el amor,
porque entre los rostros de la aridez y el desencanto
el amor es perenne como la hierba.



Toma agradablemente el consejo de los años,
renunciando sin amarguras a las cosas de la juventud.
Cultiva fuerza de espíritu
para protegerte de las desgracias repentinas
pero no te angusties con pensamientos negativos
porque muchos miedos nacen del cansancio y la soledad.



Además de practicar una disciplina saludable,
también se benévolo contigo mismo.
Tú eres un hijo del universo
como lo son los árboles y las estrellas;
tienes el derecho de estar aquí.
Y aunque a tu entendimiento este claro o no
nunca dudes que el universo se desarrolla como debe.



Por lo tanto mantente en paz con Dios,
cualquiera que sea la forma en que lo concibas.
Y cualquiera que sean tus obras y aspiraciones
en la ruidosa confusión de la vida
guarda paz en tu alma.
Con toda su maldad, dificultad y sueños rotos
el mundo es aun hermoso.
Sé alegre. Esfuerzate por ser feliz.



Max Ehrmann

viernes, 4 de marzo de 2011

Homenaje a Maria Helena Walsh

EVA

Calle Florida, túnel de flores podridas.
Y el pobrerío se quedo sin madre
llorando entre faroles sin crespones.
Llorando en cueros, para siempre, solos.
Sombríos machos de corbata negra
sufrían rencorosos por decreto
y el órgano por Radio del Estado
hizo durar a Dios un mes o dos.
Buenos Aires de niebla y de silencio.
El Barrio Norte tras las celosías
encargaba a Paris rayos de sol.
La cola interminable para verla
y los que maldecían por si acaso
no vayan esos cabecitas negras
a bienaventurar a una cualquiera.

Flores podridas para Cleopatra.
Y los grasitas con el corazón rajado,
rajado en serio. Huérfanos. Silencio.
Calles de invierno donde nadie pregona
El Líder, Democracia, La Razón.
Y Antonio Tormo calla "amémonos".

Un vendaval de luto obligatorio.
Escarapelas con coágulos negros.
El siglo nunca vio muerte mas muerte.
Pobrecitos rubíes, esmeraldas,
visones ofrendados por el pueblo,
sandalias de oro, sedas virreinales,
vacías, arrumbadas en la noche.
Y el odio entre paréntesis, rumiando
venganza en sótanos y con picana.

Y el amor y el dolor que eran de veras
gimiendo en el cordón de la vereda.
Lagrimas enjuagadas con harapos,
Madrecita de los Desamparados.
Silencio, que hasta el tango se murió.
Orden de arriba y lagrimas de abajo.
En plena juventud. No somos nada.
No somos nada mas que un gran castigo.
Se pintó la República de negro
mientras te maquillaban y enlodaban.
En los altares populares, santa.
Hiena de hielo para los gorilas
pero eso sí, solísima en la muerte.
Y el pueblo que lloraba para siempre
sin prever tu atroz peregrinaje.
Con mis ojos la vi, no me vendieron
esta leyenda, ni me la robaron.

Días de julio del 52
¿Qué importa donde estaba yo?

II

No descanses en paz, alza los brazos
no para el día del renunciamiento
sino para juntarte a las mujeres
con tu bandera redentora
lavada en pólvora, resucitando.

No sé quién fuiste, pero te jugaste.
Torciste el Riachuelo a Plaza de Mayo,
metiste a las mujeres en la historia
de prepo, arrebatando los micrófonos,
repartiendo venganzas y limosnas.
Bruta como un diamante en un chiquero
¿Quién va a tirarte la última piedra?

Quizás un día nos juntemos
para invocar tu insólito coraje.
Todas, las contreras, las idólatras,
las madres incesantes, las rameras,
las que te amaron, las que te maldijeron,
las que obedientes tiran hijos
a la basura de la guerra, todas
las que ahora en el mundo fraternizan
sublevándose contra la aniquilación.
Cuando los buitres te dejen tranquila
y huyas de las estampas y el ultraje
empezaremos a saber quién fuiste.
Con látigo y sumisa, pasiva y compasiva,
única reina que tuvimos, loca
que arrebató el poder a los soldados.
Cuando juntas las reas y las monjas
y las violadas en los teleteatros
y las que callan pero no consienten
arrebatemos la liberación
para no naufragar en espejitos
ni bañarnos para los ejecutivos.
Cuando hagamos escándalo y justicia
el tiempo habrá pasado en limpio
tu prepotencia y tu martirio, hermana.
Tener agallas, como vos tuviste,
fanática, leal, desenfrenada
en el candor de la beneficencia
pero la única que se dio el lujo
de coronarse por los sumergidos.
Agallas para hacer de nuevo el mundo.
Tener agallas para gritar basta
aunque nos amordacen con cañones.

María Helena Walsh